Mientras que el proceso de Bolonia destinado a la construcción del Espacio Europeo de Educación Superior es ampliamente conocido por el gran público, sobre todo por las manifestaciones estudiantiles que está generando, no sucede lo mismo con el proceso de Liubliana.
Antes de entrar en la materia, me voy a detener brevemente en una cuestión lingüística. Liubliana, mi ciudad natal, queda definida en el Diccionario panhispánico de dudas de la Real Academia Española y de la Asociación de Academias de la Lengua Española del siguiente modo: “Forma adaptada a la ortografía y pronunciación española de la capital de Eslovenia. Se desaconseja el uso en español de la grafía eslovena Ljubljana”. A mi juicio, la adaptación correcta sería en realidad Llubllana, puesto que las letras “lj” corresponden en esloveno al dígrafo “ll” representado por un solo sonido.
La iniciativa de crear el Espacio Europeo de Investigación (ERA por su abreviatura en inglés), lanzada el año 2000 por la Comisión Europea, respondía al intento de movilizar todo el potencial de investigación con el objetivo de convertir a Europa en la economía más competitiva basada en el conocimiento. A principios de 2007 la Comisión relanzó esta idea y la Presidencia portuguesa organizó en otoño de ese mismo año una gran conferencia sobre el futuro del ERA. Más tarde (Mayo de 2008), bajo la presidencia eslovena de UE, se lanzó el llamado proceso de Liubliana para abrir un período de reflexión y debates que conduzcan a una visión común del ERA a largo plazo, la visión para el 2020. En esta iniciativa influyó probablemente el hecho de que el actual Comisario Europeo de Ciencia e Investigación (I+D) sea el esloveno Janez Potočnik. Precisamente él es el autor del Informe de la Comisión Europea titulado “Crece el Espacio Europeo de Investigación pero se estanca la I+D europea”. Efectivamente, el objetivo que se estableció en Lisboa para el año 2010 de alcanzar el 3% del PIB está muy lejos con la media actual situada entorno al 1,84%.
El proceso de Liubliana pretende alcanzar acuerdos sobre medidas a tomar coordinadamente en los sistemas nacionales y regionales de investigación. En el primer semestre de 2010, España tendrá que ejecutar los acuerdos alcanzados, ya que en ese momento le corresponderá la Presidencia de la UE.