Desde hace muchos años estoy reclamando a través de diversos medios que es necesario y urgente modificar el examen MIR. Al principio me sentía un tanto sólo en esta iniciativa, pero más recientemente esta reclamación procede de diversos sectores para convertirse en prácticamente unánime. Recordemos cuáles son los objetivos de la educación médica durante el pregrado. Es fundamental que el alumno adquiera y mantenga para fases ulteriores: 1º Conocimientos científicos suficientes para que las actividades profesionales tengan base racional. 2º Habilidades necesarias para la aplicación práctica de los conocimientos. 3º Actitudes necesarias para la consideración integral (bio-psico-social) del paciente. 4º Calidad ética que convierta las actuaciones técnicamente correctas en moralmente buenas. Sería lógico que el examen al final de la licenciatura pudiese evaluar las cuatro competencias enunciadas. Por consiguiente, cualquier intento de ir más allá del objetivo 1º, sería una mejora y conseguiría eliminar el efecto negativo que el examen MIR -puramente cognitivo durante 30 años- ha tenido sobre la calidad de la fase pregraduada.
Como ejemplo de la reclamación mencionada, reproduzco algunos párrafos de determinados protagonistas. Esteve Darwich, nº 1 de la prueba MIR de su convocatoria declaraba al diario La Vanguardia (15-3-2005): «El MIR (refiriéndose al examen) es una tontería en la que te lo juegas todo en cinco horas». Y continuaba: «Un año antes me matriculé en la Academia CTO, a prepararme para el MIR y no a aprender Medicina, porque no hay relación entre sacar buena o mala nota en el MIR y ser buen o mal médico».
El Consejo de Estudiantes, en unas declaraciones al Diario Médico (5-7-2006), consideró que el examen MIR es irracional y obsoleto, y exigía una reforma urgente de la prueba. El presidente de dicho consejo Miguel Cainzos, puntualizaba: «La prueba es obsoleta respecto a los conocimientos científicos registrados en los últimos años y es irracional por los contenidos que impone y por su estructura». Además, «constituye el impedimento habitual para llevar a cabo los cambios que demanda la licenciatura».
El Secretario de la conferencia de Decanos de las Facultades de Medicina, el profesor José María Peinado señalaba en el Diario Médico (2-10-2006): «El trasfondo de esa reforma es claro. El examen condiciona la formación que impartimos en la facultad y hay que romper esa dinámica» .Como conclusión, los Decanos planteaban convertir la prueba en una ECOE (evaluación clínicas objetiva y estructurada).
Debo confesar que tuve una notable satisfacción cuando empecé a la leer la Ley de Ordenación de Profesiones Sanitaria (LOPS), del 22 de Noviembre de 2003, cuando al analizar el examen MIR propone incluir junto a los aspectos cognitivos, el examen de habilidades. La alegría inicial se trocó en una cierta decepción al observar que se daba un plazo de 7 años para su incorporación progresiva. De momento, no ha habido ninguna modificación de la prueba MIR y tan sólo se han producido algunas declaraciones de los responsables de organizarla, a la vez que a petición de la Subdirección de Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad, la Conferencia de Decanos ha creado una Subcomisión para la reforma de la prueba MIR
A la pregunta enunciada en el título, la respuesta es obviamente sí y, además, urgentemente. Aunque lo ideal sería evaluar al estudiante al final de la Licenciatura respecto a todas las competencias señaladas, el examen de las habilidades sería un paso importante. En un próximo artículo expondré algunas reflexiones acerca de la posible estructura de tal evaluación.